¿Cómo afectan los cambios bruscos de temperatura a nuestra salud?

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

¿Qué efectos tiene el frío en la salud?
¿Qué efectos tiene el frío en la salud? Óscar Cela

Los expertos explican que los vaivenes entre frío y calor pueden hacer que aparezcan dolores de cabeza, más insomnio o peor humor

21 ene 2024 . Actualizado a las 17:46 h.

El cambio climático no solo produce olas de calor sin igual, también sucede a la inversa, y la razón no es otra que la intensificación de los eventos meteorológicos. Una moneda con dos caras que crece por igual en direcciones opuestas: calor extremo y frío intenso. Desde este viernes, Galicia atraviesa un episodio de bajas temperaturas poco común al que conviene saber hacerle frente. 

La exposición al frío es un desencadenante de complicaciones de salud en grupos de población susceptibles, así como un factor que puede empeorar el estado de determinados pacientes. Es más, se estima que sus efectos «pueden presentarse entre los 4 y 8 grados, aunque pueda sorprender», dice el doctor Albert Foo, médico de atención primaria, en el centro de salud de Laza (Ourense). Un abanico de temperaturas moderado, que cuanto más bajen, peor consecuencias tendrá. 

No es de extrañar, por lo tanto, que el frío extremo y la salud no siempre casen bien. El claro ejemplo son los cuadros de hipotermia y congelación; mientras que el primero se manifiesta a nivel sistémico y general, el segundo solo afecta a zonas concretas. Los síntomas de una hipotermia, que son graduales, son inespecíficos como la piel fría, el temblor, la confusión o la dificultad para hablar. Por el contrario, un estado de congelación se caracteriza por una lesión en la piel y en los tejidos corporales por enfriamiento. Eso sí, ambos casos se consideran una urgencia. 

El frío también «agrava enfermedades crónicas respiratorias, como la bronquitis o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)», señala el doctor Foo. El aire inhalado puede causar irritación de las vías respiratorias, microinflamación o broncoespasmo. A su vez, esta situación debilita el sistema inmunitario y favorece la entrada de agentes infecciosos: «Lo que ocasiona enfermedades de tipo vírico, como la gripe o el catarro; o bacterianas, como la neumonía secundaria al neumococo», señala este médico rural, que conoce de sobra los efectos del tiempo gélido. 

A nivel cardiovascular, el frío puede favorecer la aparición de un episodio cardiocirculatorio o descompensar aquellos existentes, ya que predispone a la formación de trombos en las arterias cerebrales y coronarias, así como a un aumento de la presión arterial. Por último, las bajas temperaturas incrementan el riesgo de caídas y accidentes de tráfico, especialmente, en aquellos lugares donde se formen placas de hielo o nieve. 

Bajo la lupa

Si bien nadie está exento del peligro, existen grupos de población especialmente vulnerables, como son las personas sin hogar o de bajo nivel socioeconómico en situación de exclusión o pobreza energética; individuos de edad avanzada, pues su capacidad de termorregulación está alterada; bebés y niños de corta edad, ya que su respuesta al frío no está bien regulada; las embarazadas y aquellos que padecen enfermedades crónicas como el asma, diabetes o afecciones cardiovasculares. Todos ellos deben extremar las precauciones. 

Ropa en las zonas del cuerpo expuestas al exterior y evitar el alcohol: medidas de protección

Aunque el episodio de frío será breve —se estima que este domingo ya habrá remitido— la Consellería de Sanidade ha elaborado un decálogo con las medidas más importantes para protegerse. En primer lugar, se debe poner énfasis en la protección de cabeza, cuello, pies y manos, porque son las zonas corporales que más calor pierden. Conviene llevar ropa de abrigo resistente al viento y a la humedad, a la vez que un calzado impermeable y antideslizante; en este sentido, la Xunta aconseja permanecer seco en la medida de lo posible, ya que la ropa mojada favorece una situación de enfriamiento corporal. 

Si alguien debe o decide realizar un trabajo físico en el exterior, no debe ser extenuante, especialmente, si padece alguna enfermedad cardiorrespiratoria o hipertensión. De igual forma, es mejor respirar por la nariz que por la boca, ya que el aire, que viene de bajas temperaturas, se calienta al pasar por las fosas nasales y disminuye el frío que llega a los pulmones. 

En materia nutricional, se deben evitar las bebidas alcohólicas y optar por líquidos calientes y, si fuese necesario, azucarados. Hay que vigilar el suelo que se pisa y extremar las precauciones cuando haya hielo en la calle, ya que aumenta el riesgo de caídas y posibles lesiones como una fractura de cadera. Además, se recomienda mantener el contacto con las personas que se consideren vulnerables para valorar la situación concreta en cada caso. 

Según cálculos elaborados por el Instituto de Salud Carlos III, en la serie temporal 2000-2009, las muertes atribuibles al frío extremo en España fueron 10.460, es decir, unos 1.050 fallecimientos cada año. La razón se explica en el Plan Nacional de actuaciones preventivas por bajas temperaturas, elaborado por el Ministerio de Sanidad: «El principal impacto se asocia con el agravamiento de cardiopatías y enfermedades que afectan al sistema respiratorio, así como los picos epidemiológicos invernales de enfermedades infecciosas», recoge. Tanto este tipo de patologías, como la exposición a las bajas temperaturas, propician la mortalidad. 

Decesos asociados al frío y al calor

De hecho, tal y como apunta un estudio publicado en la revista The Lancet Planetary Health, las muertes que se debieron a las temperaturas, tanto frías como cálidas, superaron el 7 % del total en Europa. El marco de estudio se aplicó al período situado entre 1998 y el 2012, años en los que se produjeron cuatro millones de muertes relacionadas con el valor que marcaba el termómetro. Con todo, y aunque pueda sorprender, la investigación encontró que el frío estaba detrás de hasta diez veces más fallecimientos que el calor. Eso sí, alertaba de que, con el paso de los años, se daría la vuelta a la tortilla. 

Cambios de temperatura

Pese al frío inusual que experimenta la comunidad gallega, para la semana que viene se espera una mejora notable del tiempo con subidas de temperatura. Un fenómeno brusco que no siempre beneficia a las personas: «Tenemos mucha capacidad adaptativa, pero cuando estos cambios son repentinos, nos cuesta un poco más», señala el doctor Juan G. Soler, médico internista del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO) y presidente de la Sociedad Gallega de Medicina Interna (Sogami). 

El experto destaca que hay muchos estudios que analizan cómo afecta el vaivén de las condiciones meteorológicas a la salud. Como todos los animales, las personas tienen unos ritmos internos relacionados con el ambiente que les rodea: «Si como sucede en este caso, la temperatura aumenta de pronto, lo notaremos. Puede que durmamos menos, aparezcan dolores de cabeza o que nos sintamos peor y más cansados», explica. 

¿Cómo afectan las temperaturas extremas a la salud?

El hipotálamo, que se encuentra en el cerebro, es el encargado de regular la temperatura corporal y permitir que se mantenga constante con independencia de lo que suceda en el exterior. Así, a medida que los termómetros suben o bajan, se activa toda una serie de mecanismos fisiológicos de termorregulación: «Uno de ellos es la sudoración, para eliminar el exceso de calor; y otro son las contracciones musculares, denominado coloquialmente tiritar», contempla la publicación Temperaturas extremas y salud. 

Con todo, si esta situación persiste, la reacción del organismo para hacerle frente se deteriora, lo que puede desencadenar eventos de tal magnitud que son incompatibles con la vida. Por ejemplo, una hipotermia con el frío o una hipertermia con el calor. Sin embargo, el documento indica que las muertes producidas por estos efectos agudos solo representan una pequeña parte de la realidad. El peligro se encuentra en el efecto indirecto del frío o del calor. Así, se ha visto que el frío se ha relacionado con muertes por alteraciones del sistema cardiocirculatorio, o por enfermedades de naturaleza infecciosa. 

Es más, se ha observado que los efectos en la salud producidos por las bajas temperaturas no suceden al mismo tiempo que las condiciones meteorológicas en sí. «El frío puede producir incrementos de mortalidad hasta dos o tres semanas después del evento térmico extremo, mientras que los efectos producidos por las altas temperaturas suelen ser a más corto plazo, por regla general no más de cuatro o cinco días después de la ola de calor», concluye este análisis. 

Lucía Cancela
Lucía Cancela
Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.