Nuevos tratamientos para la migraña: ¿de verdad acaban con el dolor?

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

Aunque existen tratamientos que alivian su sintomatología, la migraña es una enfermedad que no tiene cura.
Aunque existen tratamientos que alivian su sintomatología, la migraña es una enfermedad que no tiene cura. La Voz de la Salud

Desgranamos los fármacos que ya están disponibles hoy en día y las innovaciones que llegarán en unos pocos meses

18 abr 2023 . Actualizado a las 17:47 h.

La migraña es mucho más que un simple dolor de cabeza. «Afecta al 12 % de la población general y es la primera causa de incapacidad en personas de entre 16 y 50 años», alerta Pablo Irimia, coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y neurólogo en la Clínica Universidad de Navarra (CUN). Ante un grupo tan grande de la sociedad, y la disminución de calidad de vida que supone, no es de extrañar que todos los nuevos fármacos que salen al mercado que puedan llegar a aliviar sus síntomas sean vistos como «agua de mayo». Y lo cierto, es que el panorama farmacológico actual con respecto a la migraña, aunque se trate de una enfermedad que no tiene cura, es bastante esperanzador. 

Pero antes de entrar en materia, cabe diferenciar varios conceptos. El primero, que no es lo mismo una migraña crónica que una episódica. Se considera que una persona sufre la primera cuando padece quince días o más de crisis de migraña al mes. Por el contrario, el segundo hace referencia a migraña episódica poco frecuente cuando el dolor aparece hasta nueve días al mes, y episódica muy frecuente si hay dolor entre diez y catorce días. 

Teniendo en cuenta la sintomatología, también existirían dos tipos de migraña: con aura y sin aura. «Hay pacientes que tienen dolor de cabeza, y que acompañándolo o precediéndolo notan síntomas como pérdida de visión, hormigueos, incluso dificultad para expresarse. Y a esos síntomas se les llama aura. Lo sufren, más o menos, un 30 %  de las personas con migraña», explica Irimia. 

Después de estas divisiones fundamentales, entre migraña crónica o episódica, y con aura o sin ella, entramos en materia. 

¿Qué tratamientos hay para hacer frente a las crisis de migraña?

La migraña es una enfermedad crónica que, para aquel que la padece, le acompañará toda la vida. Aunque no existe cura, sí que existen tratamientos que pueden ayudar con sus síntomas. 

Por un lado, en episodios de dolor agudo, un médico especialista puede recetar un tratamiento analgésico. Entre ellos, los antiinflamatorios no esteroideos, triptanes o antieméticos —que se usan para controlar náuseas o vómitos que pueden acompañar al dolor de cabeza—. Adicionalmente, cuando las crisis son muy frecuentes e intensas, para prevenir su aparición y reducir la intensidad de estas, también se puede prescribir un tratamiento preventivo. «Dentro de esos fármacos tenemos multitud de medicamentos por vía oral, inyectables como puede ser la toxina botulínica, y ya los más recientes que serían los anticuerpos monoclonales».

Según la Asociación Española de Migraña y Cefalea (AEMICE), nos encontramos con estos tratamientos preventivos para la migraña: 

  • Betabloqueantes, que están indicados para la migraña con aura que puede estar provocada por hipertensión. 
  • Calcioantagonistas. Para prevenir la migraña con o sin aura para las personas que rechazan los betabloqueantes.
  • Antidepresivos. Cuando el paciente sufre ansiedad o depresión.
  • Antihipertensivos. Para tratar la migraña por hipertensión arterial y cuando el paciente no tolera los betabloqueantes.
  • Neuromoduladores. Se utilizan cuando la migraña está relacionada con el sobrepeso y la epilepsia. También para tratar la migraña sin y con aura, y la migraña crónica.
  • Toxina botulínica —también conocido como bótox—. 
  • Anticuerpos monoclonales humanos. 

Los últimos dos, la toxina botulínica y los anticuerpos monoclonales humanos, son los más novedosos del mercado. 

Y aquí habrá quien se pregunte, ¿cómo se elige entre uno u otro? «Se tiene en cuenta, fundamentalmente, el número de días de dolor de cabeza. La cuestión es que una persona que tiene menos de tres días de migraña al mes, probablemente necesita únicamente tratamiento para las crisis de dolor. Y una persona con más crisis, debería intentar tomar algún tipo de medicación preventiva para reducir la frecuencia. Los extremos serían una persona que tiene una crisis de migraña mensual y, por lo tanto, no necesita un tratamiento preventivo y en el otro lado del espectro tendríamos los que tienen más de quince días de dolor de cabeza al mes que obligatoriamente tienen que tomar algún preventivo porque no pueden tomar tantos analgésicos a diario», puntualiza Irimia. 

El neurólogo apunta a que también existe ese grupo de pacientes que padecen entre cuatro a diez días de dolor de cabeza al mes con los que conviene iniciar un tratamiento preventivo. «Porque sabemos que si no se hace, la persona está en riesgo de desarrollar una migraña con más frecuencia e incluso llegar a la situación de migraña crónica». 

Las últimas novedades: toxina botulínica y anticuerpos monoclonales

«La toxina botulínica es una medicación que se sabe que funciona específicamente en pacientes con migraña crónica, es decir, aquellas personas que tienen más de quince dolores de cabeza al mes. Es un fármaco que se administraba desde hace mucho tiempo para las arrugas y se vio que aquellas personas a las que se les inyectaba por motivos estéticos veían que mejoraba su dolor de cabeza. Hicieron estudios centrados en personas con migraña y se vio que era un tratamiento eficaz», comenta el neurólogo.

¿Cómo se administra? A través de inyecciones en la frente, la cabeza y el cuello: «De tal forma que lo que uno consigue es infiltrar todas las zonas de la cabeza y del cuello que están involucradas en el dolor de cabeza y evitar que los nervios que participan en la transmisión del dolor liberen una serie de neurotransmisores que van a provocar la aparición de este. Entonces, normalmente lo que hacemos es infiltrar multitud de puntos tanto en la cabeza como en el cuello y esas infiltraciones se hacen cada tres meses. De tal forma que el efecto dura tres o cuatro meses y el paciente tienen que hacer sesiones de infiltraciones pasado ese tiempo». 

No obstante, aunque es un tratamiento «novedoso», por fortuna ya empiezan a salir otros competidores, fruto de la innovación farmacológica,  que le arrebatan el podio. «Durante mucho tiempo no hemos tenido nuevos tratamientos. Lo más novedoso que teníamos era la toxina botulínica para la migraña crónica. Pero ya había incluso expirado su patente, es decir, ya llevaba mucho tiempo sin ser una innovación terapéutica. La toxina resolvió el problema de muchos. O por lo menos, lo alivió. Pero quedó un grupo de pacientes muy grande que no tenía respuesta», aclara Pilar Díaz, farmacéutica especialista en Farmacia Hospitalaria de la unidad de pacientes externos del Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria y miembro del grupo español de atención farmacéutica en enfermedades neurológicas de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (GEAFEN). 

La toxina botulínica solo se administra a los pacientes con migraña crónica. «Por tanto los que tenían menos días de dolor, no podían acceder a la toxina botulínica. Con lo cual, tenían un problema de salud y de calidad de vida muy importante sin ninguna respuesta. De manera que la innovación fueron los anticuerpos monoclonales humanos», aclara la farmacéutica. 

«Se ha descubierto que existe en las personas con migraña un aumento de una proteína en la sangre que se llama el péptido regulador del gen de la calcitonina y las siglas son CGRP. Este se ha visto que está elevado durante los episodios de dolor e incluso entre un episodio y otro», apunta Irimia.

Sabiendo eso, estos nuevos fármacos intentan bloquear esa proteína, la CGRP: «Es una estrategia muy eficaz para prevenir la migraña. Y la gran ventaja que tiene sobre los tratamientos tradicionales es que la tolerancia a este grupo de fármacos es muy buena porque es un tratamiento muy selectivo. Es la primera vez que disponemos de un tratamiento preventivo específicamente diseñado para la migraña y eso nos abre la esperanza a que cada vez podamos tener tratamientos mucho más específicos para la migraña», añade el neurólogo.

Los anticuerpos monoclonales se podrían administrar en cualquier paciente con migraña, «pero se financia solo en las personas que tienen al menos ocho días de migraña al mes», matiza la farmacéutica. 

¿Qué sucede? Que a pesar de existir estos dos tratamientos que han logrado cambiar la vida de muchos pacientes, sigue existiendo un pequeño grupo en los que no hacen efecto. «Sigue habiendo un porcentaje de pacientes que no da la respuesta esperada. No disminuyen a la mitad los días de migraña, que al final, ese sería el objetivo. Esos pacientes necesitan otras respuestas. Esperamos que los nuevos fármacos que vienen les ayuden». 

¿Cuáles son los nuevos fármacos que se espera que lleguen en unos meses?

Podría decirse que uno de los nuevos fármacos que se espera que llegue a España en los próximos meses son los gepantes, como el rimegepant, ubrogepant o atogepant. Entre los beneficios de estos, «llegarán a receptores a los que no consiguen llegar los anticuerpos monoclonales», comenta Díaz, y añade que «el rimegepant ya lo tenemos a la vuelta de la esquina, podríamos decir que para el año ya podrían estar disponibles».

Su retraso puede justificarse en que están pendientes de financiación y de cómo se van a presentar ante el Ministerio de Sanidad. «Porque los gepantes también se pueden utilizar para el dolor agudo, pero si lo sacan a un precio muy elevado no los van a utilizar como un triptan o un ibuprofeno, es imposible a ese precio. Entonces seguramente no saquen financiación para ese dolor agudo sino como prevención, al igual que los anticuerpos monoclonales, si bien tienen como un plus en el efecto analgésico que no tienen los otros». 

A pesar de esta diferencia, existen bastantes similitudes entre los gepantes y los anticuerpos monoclonales: «Son lo mismo en cuanto a diana terapéutIca, ambos actúan ante el péptido relacionado con le gen de la calcitomina (CGRP), pero su administración también resulta más fácil, por decirlo así, porque los gepantes se pueden ingerir vía oral».  

En el otro lado de los tratamientos, los analgésicos, se prevé que la familia también se amplíe con la llegada de lasmiditan. Se trata de un fármaco de la familia de los ditanes para el tratamiento agudo de las crisis. Su funcionamiento es similar a los de los triptanes, pero estos están contraindicados en pacientes con riesgo cardiovascular. «Son otro grupo de fármacos que van a actuar de una forma parecida a los triptanes que ya disponemos para el tratamiento de la migraña, pero con un perfil de efectos secundarios un poco mejor», recalca el neurólogo.  

¿Estamos cerca de una «cura» para la migraña? 

Después de conocer las innovaciones farmacológicas en el campo de la migraña, puede que  nos asalte esta pregunta. Pero lo cierto es que desgraciadamente, no es tan fácil. «Para curar una patología primero necesitas saber la causa, y en el caso de la migraña, aún no la conocemos. Sabemos algunos factores desencadenantes, pero no sabemos qué hace que un individuo desarrolle migraña a lo largo de su vida. Y si no sabes el origen exacto de una patología es imposible que hables de curación», lamenta Díaz.

No obstante, la farmacéutica remarca que «es verdad que cuando un paciente lleva un tiempo sin migrañas porque hemos parado esa respuesta vasodilatadora que desencadena la crisis de migraña, y durante bastante tiempo, no tiene crisis de migraña, su sistema nervioso se adapta a ese proceso sin vasodilatación y luego se quedan sin crisis de migraña o las sufre muy esparcidas en el tiempo. Eso sí que existe y es esperanzador».  

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.